sábado, 3 de octubre de 2009

Escuché tu voz

Escuché tu voz por el teléfono y un mundo de ilusión se abrió para mi. Apenas unas palabras bastaron para acelerar mi pulso, recuerdo que acabe eufórico ese día.
Cuando un animal va con su amo entra confiado al matadero, así entré en tu mundo virtual y de repente, me di cuenta y ya era tarde, la puntilla me asestó el golpe fatal.
Ahora paseo entre almas tristes, levitando en sus penas y cada una sustentada por su dolor; miro hacia abajo y veo entre tinieblas blanquecinas rastros de mil lágrimas esparcidas juntos a los jirones de corazones rotos por traición.
No me quiero arrepentir de nada, de nada sirve.
Si me preguntan ya tengo la frase: lloro por lo que pudo ser y no fue.
Alguien recuerdo que una vez me habló de los amaneceres, no la hice caso; me estaba preparando para el ocaso, mi anochecer sentía la impaciencia y no podía hacerle esperar más.
Desde aquí siento tu jadeo significativo, intuyo tu rostro y me figuro tus palabras, entonces adivino lo que está pasando, tu estás sobre las sabanas y tu alma y tu corazón han venido junto a mi lado. Ahora tu alma y mi alma entrelazan sus manos y amasan una nube de algodón con esperanza y compasión para lanzarla contra todo tu cuerpo.
Ya no lloro, sé que no estoy solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario